Tengo mis manos ocupadas

“Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera” [Nehemías 6:3-4]

La palabra nos enseña que el plan, diseño y voluntad de Dios es que nosotros estemos siempre trabajando y ocupados en hacer aquellas obras que de antemano Dios preparó para nosotros. Dios es un Dios de trabajo, de obras y de esfuerzo, el tiempo nos fue dado para que lo invirtamos y lo utilicemos de la mejor manera en la obra del Reino de Dios.

Dios mismo nos enseña que trabaja y Jesús también lo enseña en Juan 5:17 cuando dice: “Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo”. Desde el inicio en su creación Dios puso al hombre a trabajar, a producir y dar fruto.

Adán
Génesis 2:15 = Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrará y lo guardase.

Noé
Génesis 9:2 = El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.

Es importante tener presente que del fruto de lo que nos fue entregado debemos darle a Dios. Como sus hijos, como su pueblo y como su novia amada nos pide, no presentarnos delante de El con las manos vacías.

Su pueblo
Deuteronomio16:16 = Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías.

En el libro de Nehemías hay una historia maravillosa, corría el año 444 A.C (tercer regreso de los exiliados a Jerusalén), que habla de la reconstrucción del muro de Jerusalén. Nehemías en aquellos tiempos TRABAJABÁ como copero del Rey Artajerjes y mientras estuvo allí, fue tocado y movido por Dios a restaurar los muros caídos de Jerusalén y devolver el honor a su pueblo. En una ACCION de obediencia, fe, oración, valentía y coraje (Nehemías capitulo 1 y 2), Nehemías logra el favor del Rey y parte hacia Jerusalén a hacer la obra que Dios había puesto en su corazón.

Nehemías no solo animó su corazón a hacer la voluntad del Señor, si no que animó el corazón de un pueblo, de hombres y mujeres dispuestos a servir a Dios y obedecer a un llamado. Una vez completado este asunto de formar su equipo de trabajo, Nehemías con sabiduría de Dios, planificó, ordenó y repartió el trabajo entre todos aquellos de tal manera que los muros fueron reconstruidos en tan solamente 52 días (Nehemías 6:15) todos trabajaron y con sus MANOS OCUPADAS, y unidos lograron la meta (Nehemías 4:17-22).

¿Cómo logró esta gran obra?

La respuesta está en (Nehemías capitulo 6). Cuando nosotros somos movidos por Dios en una obra específica y un llamado especifico, siempre saldrán los “estorbos “los distractores” “los opositores” “los necios” ”los engañadores” “los murmuradores” “los de poca fe” “los faltos de sabiduría“ y “los necios” (Nehemías 4:7-8). Nehemías también los tuvo y durante toda la obra estuvieron empeñados en detener la voluntad de Dios, que estaba EN MANOS de Nehemías. Pero Nehemías hombre de Dios, temeroso de su presencia y decidido a cumplir y terminar la obra que se le asignó, reaccionó con estas sabias y poderosas palabras “No puedo tengo mis manos ocupadas “……Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. 

 ¿Qué te ha llamado Dios hacer? ¿Qué ha puesto Dios en tu corazón? ¿Estas realmente ocupado en la obra de Dios? ¿O estas dejando que el tiempo pase y que los muros de tu vida, tu familia, tus estudios, tus hijos, tu matrimonio, tu llamado y ministerio SIGAN EN RUINAS siendo la burla de los demás y la deshonra de tu Dios?

Seamos como Nehemías pongamos nuestras manos a la obra, no nos dejemos distraer por todo aquello que quiere robar la bendición de estar haciendo la voluntad de Dios y levantémonos, observemos cuales son nuestros muros caídos y pongámonos ya a RECONSTRUIR.

Nehemías antes de iniciar hizo lo siguiente:

Nehemías 1:4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Nehemías 1: 11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. 

¡Te bendigo, y a trabajar!